Al final, las muchas historias cuentan una sola:
Somos hijos de la misma tierra.
La grieta siempre ha estado ahí,
pero eso no hace menos justo el reclamo.
Y en un entorno tan desigual y egoísta,
ser generosos es un acto revolucionario.
Nuestro modelo económico es voraz,
No permite a la naturaleza regenerarse.
El problema es el mismo con diferentes nombres:
Sin mundo no hay equidad, ni libertad, ni humanidad.
Para cambiar, debemos reconocer
Que las muchas historias cuentan una sola:
Somos hijos de la misma tierra.