Todos somos iguales porque todos somos diferentes
Leopoldo Zea, 1912-2004
Humanos. Mortales. Limitados. Con deseos y posibilidades.
Con la libertad como fundamento y horizonte.
Todos por igual, herederos del lenguaje y de milenios de historias.
Humanos. Mortales. Necesitados. Con historias personales tan diversas.
Elegimos lo que creemos mejor, con los criterios que tenemos a la mano.
Por eso las formas de ser humano son infinitas.
Humanos. Mortales. Esperanzados. Pues los destinos están trenzados.
En el dolor del otro descubrimos el propio. Nos vuelve generosos.
Y las diferencias nos mejoran. Nos completan.
Humanos. Mortales. Temerosos. Demasiados cambios en tan poco.
Padecemos injusticia. Provocamos injusticia. Queriendo o sin querer.
Sí, condicionados, pero no determinados. Salimos adelante acompañados.
Reacciona. Ábrete. Mézclate, que toda historia es una mezcla.
Si narrar nos vuelve nosotros, hoy más que nunca es tiempo de contar historias.
Y re-encontrarnos en ellas. Y que los otros nos encuentren.